El ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, llega este jueves a sus 100 días al frente de la cancillería brasileña del presidente Jair Bolsonaro, al mismo tiempo que vive su propio desgaste dentro de Itamaraty y de cara al ala militar del Palacio del Planalto.
Araújo consiguió resguardo junto al presidente al alinear Itamaraty a un grupo de gobernantes de derecha liderados por el mandatario de EEUU, Donald Trump.
El cometido de la política exterior del ministro encuentra resistencias entre militares del Planalto y es cuestionado por académicos, que prefieren un enfoque más pragmático, pero tiene fuerte apoyo en el núcleo ideológico del Gobierno, principalmente entre los seguidores del escritor Olavo de Carvalho.
Los esfuerzos de Araújo en ese sentido fueron coronados por las visitas presidenciales a Estados Unidos, Israel y Chile.
Bolsonaro fue recibido con pompa en Washington por Trump y dejó la capital estadounidense con un paquete de anuncios.
Entre otros puntos, Washington señaló apoyo a las pretensiones de Brasil de entrar en la OCDE, una especie de club de los países ricos, y afirmó que va a clasificar al país como un aliado preferencial extra-OTAN (alianza militar occidental).
No obstante, los gestos del gobierno Trump tienen un precio, como la exigencia de que Brasil abandone el trato diferenciado al que tiene derecho en la Organización Mundial del Comercio y la apertura del mercado nacional de trigo de aquel país.
Brasil también asumió una posición pro-Israel en una votación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, dejando constancia de otro cambio de la tradición diplomática de Itamaraty.
Asimismo, diplomáticos brasileños recibieron la orden de votar contra la inclusión de menciones al acceso a la salud reproductiva universal en un documento de la ONU. Araújo dijo que la intención de los partidarios de la inclusión era promover el aborto.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA