Luiza, de 15 años, todavía jugaba con muñecas en el poco espacio existente en la chabola de dos habitaciones donde residía con su abuela a las afueras de Fortaleza. Pero en lugar de debutante, acabó formando parte de una lista perversa: la de las chicas condenadas por una facción criminal.
Se la llevaron de casa, la torturaron durante horas y le dispararon siete veces. La nieta es el cuarto miembro asesinado de la familia de Neide, de 70 años. "Era una niña, pero tenía amistades que no eran buenas", cuenta la abuela, que solo ve a través de un ojo y ya le quedan pocos dientes en la boca.
Las circunstancias de la muerte aún no se desconocen. Según la matriarca, la menor fue delatada por una amiga al grupo criminal que controla el vecindario, para librarse de la acusación de informante de una facción rival.
La historia de Luiza no es un caso aislado. Forma parte de una serie de homicidios que han encendido todas las alertas en Ceará: menores asesinadas por facciones criminales por rivalidades locales entre carteles, su exposición en las redes sociales y una escalada de crueldad.
Aunque el riesgo de que un adolescente varón muera víctima de un asesinato es aún mucho mayor, los asesinatos de adolescentes del sexo femenino han aumentado del 2% al 14% del total de homicidios en solo dos años.
114 niñas de entre 10 y 19 años fueron asesinadas en el estado en 2018, un aumento del 43% respecto al año anterior. Si la comparación se realiza con 2016, cuando se produjeron 27 asesinatos, la variación es del 322%. Los números van en contra de la reducción de los homicidios en general y de menores en el Estado.
Los datos han sido facilitados por el Comité Cearense para la Prevención del Homicidio en la Adolescencia, creado por la Asamblea Legislativa para promover formas de disminuir los índices de violencia en este grupo de edad.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA