A las 9h09 del sábado (25), tocó la alarma que marcaba el inicio del minuto de silencio. Al mismo tiempo, globos fluctuaban sobre la base del Departamento de Bomberos de Minas Gerais, cerca del yacimiento Córrego do Feijão, en Vale do Rio Doce, en el municipio de Brumadinho (MG). Al fondo, las cruces blancas recordaban el nombre de cada una de las víctimas de la tragedia que azotó a la localidad hace un año.
Apróximadamente a aquella hora, el año pasado, Josiane Melo, de 38 años, recibió el último mensaje de su hermana mayor, Eliane, de 39. Se encontraba con sus sobrinos y su madre en un hotel rural.
Josiane es ingeniera civil en Vale y está de baja desde que colapsó la represa. Además de a su hermana, perdió a su supervisor, colegas y amigos coleccionados durante una carrera profesional de 15 años.
La ingeniera es la presidenta de Avabrum, la asociación creada para reunir a familiares y afectados de la tragedia, que levantó el monumento en honor a las víctimas. La ruptura de la presa B1 dejó 270 muertos, según el recuento oficial.
El monumento será erguido en un terreno comprado por Vale. Los familiares quieren que el lugar sirva para mantener viva la memoria de los fallecidos, pero también funciona como un rincón de paz para los que se quedaron.
La prioridad, de acuerdo con Josiane, es la construcción de un local justo al lado para recibir partes de cuerpos rescatados, de personas que ya han sido identificadas.
"La idea es que sea un cementerio ecológico vertical y que los restos que ya han sido identificados en el instituto forense, de personas ya sepultadas, en lugar de ir a una fosa común, vengan aquí".
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA