La cuna del método Paulo Freire recuerda las amenazas que sufrió

Los estudiantes de Angicos (RN) reaccionaron ante la censura del régimen militar

Fortaleza

Maria Eneide Araújo, de 63 años, escondió sus cuadernos debajo del colchón. No quería perder el recuerdo de la alfabetización, pero no hubo manera. Los rumores de que esas notas podrían hacer que arrestaran a su padre Severino y a su madre Francisca después del golpe militar de 1964 hicieron que Eneide los entregara. Y todos fueron quemados.

En Angicos, en el interior de Rio Grande do Norte, otras personas hicieron lo mismo a mediados de la década de 1960: los que no  quemaron los libros y cuadernos, los enterraron. Haciendo desaparecer cualquier registro que los vinculara a las clases que recibieron de los monitores instruidos por Paulo Freire, que terminó en prisión y más tarde en el exilio por ser considerado comunista por el nuevo régimen.

Durante el régimen militar, la obra de Paulo Freire fue censurada Foto: JARBAS OLIVEIRA - Jarbas Oliveira

La ciudad de Rio Grande do Norte recibió en 1963 el primer experimento del método creado por el educador para la alfabetización de adultos y el objetivo era ambicioso: enseñar a 300 personas a leer en 40 horas de clases, en un proyecto que se conoció como las 40 horas de Angicos.

Tras 57 años, Freire y su método basado en el uso de palabras y experiencias diarias de los estudiantes vuelve a estar en el punto de mira de la política educativa del Gobierno Federal de Brasil.

Sin embargo, en Angicos, Freire es omnipresente. A la entrada de la ciudad, cuando sales de la BR-304 que conecta la localidad de poco más de 11.500 habitantes con la capital Natal (190 km), hay un portal con una frase del educador, que data de 1993, cuando acudió hasta allí para recibir el título de ciudadano angicano: "Nunca me había sentido tan acogido como aquí y ahora", reza el cartel.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

Lea el artículo original