Cícero Hilário Roza Neto, de 36 años, nunca necesitó decir que es graduado para exigir respeto. El diploma, dice, solo lo ayudó a desempeñar mejor su trabajo.
El guardia civil tiene un título en seguridad pública y un posgrado en el área de derecho educativo.
Según Cícero, fue gracias a la educación que recibió dentro y fuera de la casa que se mantuvo firme ante el peor insulto que le habían proferido. “Me llamaron analfabeto. Y escuché eso de boca de una persona muy instruida”, cuenta a Folha.
Y es que la tarde del sábado (18), él y su compañero Roberto Guilhermino, de 41 años, multaron al juez Eduardo Almeida Rocha Prado de Siqueira, de 63 años, que caminaba sin mascarilla por el paseo marítimo de Santos, en la costa sur de São Paulo.
El elemento de protección es obligatorio en la ciudad en virtud de un decreto municipal. Una medida para contener el avance del nuevo coronavirus en el municipio. Aquellos que no usan la mascarilla son parados por la Guardia Civil Municipal y multados (R$ 100).
Sin embargo, Siqueira no solo se negó a usar la mascarilla, sino que también se presentó como juez de la Corte de Justicia de São Paulo, un cargo que desempeña desde 2008, y, en un intento de intimidación, llamó a Sérgio Del Bel Júnior, secretario de Seguridad Pública de Santos.
Cuando terminó la llamada, Siqueira tomó la multa, la rasgó, la tiró al suelo y se fue caminando.
Asuntos Internos del CNJ (Consejo Nacional de Justicia) ya está investigando el caso.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA