Grandes empresas como JBS, Bunge y Santander son acusadas de ser cómplices de la deforestación de la Amazonia, en un estudio que investigó las relaciones entre los grupos denunciados por el Ibama y los grandes consumidores de commodities en Estados Unidos y Europa.
Si bien las actividades ilegales de deforestación, quemas y la usurpación de tierras a menudo son dirigidas por grupos independientes de grandes exportadores, el beneficio que mantiene el ciclo próspero en la Amazonia es respaldado por cadenas mundiales de productos básicos, particularmente madera, carne y soja.
Unos meses antes de la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, firmado a finales de junio, una investigación dirigida por la ONG Amazon Watch, en colaboración con organizaciones brasileñas y europeas, buscó revelar el proceso de estas cadenas de producción.
El objetivo era avisar a los consumidores europeos y estadounidenses, que representan el 18% y el 11%, respectivamente, de las exportaciones brasileñas de productos básicos, sobre su responsabilidad en cuanto a la conservación de la Amazonía.
El estudio, completado en abril, analizó las relaciones comerciales de 56 empresas denunciadas por Ibama en los últimos dos años con marcas consumidas en Europa y los Estados Unidos.
Entre las docenas de multinacionales encontradas como compradores de compañías que han cometido infracciones recientes se encuentra el gigante de la alimentación, el grupo JBS, y los productores de soja como Bunge y Cargill.
En un comunicado, Bunge y Cargill niegan que sus actividades estén relacionadas con la deforestación y cuestionaron los estudios del Ibama. "No tienen fundamento", dice la declaración de Cargill.
JBS dijo que controla diariamente las granjas de ganado a través de imágenes por satélites y verifica los datos cruzados con la lista de áreas embargadas por el Ibama y la lista negra del trabajo esclavo del Ministerio de Economía.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA