A partir de un proyecto social, violista brasileña consigue una plaza en conservatorio de Europa

Palloma, de 23 años, llamó la atención de una estrella de la música clásica durante una clase por Internet

Bruxelas

Palloma Izidio, de 23 años, sabe desde hace años quién es Marc Sabbah, sin embargo, él nunca había oído hablar de ella hasta mayo de este año. Veinte minutos fueron suficientes para despertar su interés.

En cuatro semanas más, se dio cuenta de que la chica tenía mucho potencial. Casi cinco meses después del primer contacto, los dos se reunirán esta semana en Bélgica para un proyecto común, después de recorrer caminos personales y profesionales muy diferentes.

Sabbah, de 32 años, la estrella mundial de la música clásica, nació en Nueva York y comenzó a estudiar violín a los tres años. A los 11 se pasó a la viola, se convirtió en solista, toca en todo el mundo y ha ganado varios premios internacionales.

La violista Palloma Izidio. Foto:Carla Carniel/Divulgação - Carla Carniel/Divulgação

Ya Palloma puso su mano sobre este instrumento por primera vez gracias a un proyecto social en Barra Mansa (RJ), donde nació y se crió con su hermana menor y su madre, trabajadora doméstica y, hoy, cuidadora de ancianos.

Ser música era su sueño. La oportunidad de acercarse a las partitutras llegó de la mano de un proyecto social para menores de escuelas públicas. A cada centro docente se le adjudica un instrumento diferente, y el de la escuela de Palloma era la viola.

Con la viola llegó el maestro Gabriel Marín, entonces primer viola solista de la OSB (Orquesta Sinfónica Brasileña) y monitor en la Orquesta Sinfónica Barra Mansa.

Fue a él a quien Palloma pidió consejo cuando se encontró estancada en su ciudad natal. "Si de verdad quieres hacer carrera en la música, vente a São Paulo", respondió Marín, animándola a participar en la selección para el Instituto Baccarelli.

De forma gratuita, la organización enseña música a más de 1.200 niños y jóvenes cada año, y apoya a 13 coros, 48 ​​grupos de instrumentos y cuatro orquestas.

No obstante, para permitirse el traslado de ciudad, Palloma tenía que ser admitida en la orquesta principal, la Orquesta Sinfónica de Heliópolis, que, además de clases particulares, otorga becas.

Hizo la prueba un jueves y recibió la aprobación el martes siguiente. Con apenas 18 años, se mudó de la casa de su madre a un piso compartido en Heliópolis.

"Llegar a São Paulo fue un shock", dice. El primer contacto con la orquesta fue otro: "Me quedé muy impresionada con el nivel. No se trataba solo de tocar las notas al ritmo adecuado, era realmente un nivel por encima de todo lo que conocía".

Poco después llegó la pandemia y, para suplir la falta de actividades presenciales, Baccarelli intensificó las clases online, llamadas masterclasses, con los mejores instrumentistas.

Una de estas clases era impartida por Sabbah, y Palloma fue uno de los tres estudiantes invitados a participar.

"Inmediatamente vi algo prometedor. Su capacidad para pensar de manera abstracta y concreta, al tiempo que incorpora mis consejos, es lo que todo maestro sueña ver en un joven músico".

Al final de la masterclass, la invitó a una clase particular. Luego le ofreció una segunda, más tarde clases semanales. A los dos meses, estaba convencido de que la brasileña tenía nivel para estudiar en el Conservatório Real de Mons, en Bélgica, en el que da clases.

La aprobación llegó en julio, pero sus estudios aún no están garantizados. Mons Conservatory no ofrece becas, y Palloma necesita recaudar suficiente dinero para pagar el pasaje aéreo y la primera matrícula, para comenzar.

Por ahora, con la ayuda de algunas personas y un alojamiento temporal en Bruselas hasta diciembre, ha consiguido embarcar esta semana.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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