Que levante la mano el que nunca se ha dado el gusto de un plato de macarrones al horno muy cremosos, lleno de ingredientes, gratinado bajo una montaña de queso rallado.
O una buena ensalada de corbatas y fusilis, mezclada con atún de lata, verduras y una cucharada de mayonesa.
El 25 de octubre, Día Internacional de la Pasta, es muy probable que una buena parte de los brasileños lo celebre de esta manera, sin pasta cocida al dente ni salsa italiana auténtica.
Introducida en el país por inmigrantes, el brasileño ha creado recetas tan nacionales que es difícil ver el acento italiano en ellas.
Es el caso de las innumerables variantes de pasta al horno, que en Brasil tienen el estatus de comida de fiesta. La que se sirve en una asadera, en la que se mezclan ingredientes como requesón, pollo desmenuzado y jamón picado, o la cocinada en olla a presión.
También resiste el hábito de comprar espaguetis largos y más oscuros, que vienen empaquetados en papel.
Los hilos miden unos 50 cm de largo y no caben en ninguna sartén, lo que ayuda a explicar otra costumbre arraigada entre los brasileños y despreciada por los italianos, la de romper la pasta antes de cocinarla.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA