El samba del Carnaval se ralentiza y vuelve a tratar temas del pueblo

Tras años de temas patrocinados y percusiones 'ametralladoras', las escuelas apelan a la memoria afrobrasileña y echan el freno

São Paulo

Para el Carnaval 2023, el Maestro Ciça preparó un tempo un poco más lento. El maestro de batería por más tiempo en activo en Río de Janeiro, él —junto a directores y carnavalescos— llevó las riendas de la percusión de Unidos do Viradouro, una escuela de samba conocida por su agilidad y cajas expresivas, bajo atiende al apodo de Huracán Rojo y Blanco.

"La batería va pegada, pero con un tempo más cómodo", dice Ciça. "La retiré un poco, para que el samba pudiera avanzar bien por la avenida. Estoy contento con la cadencia de los tambores. Es la propuesta de la escuela".

Percusión de Unidos do Viradouro. REUTERS/Amanda Perobelli - REUTERS

Esa tendencia viene intensificándose en los últimos carnavales — la reducción del tiempo de algunas baterías y la reanudación de tramas más conectadas con el pueblo, con énfasis en el rescate de la memoria afrobrasileña. Para Luiz Antônio Simas, historiador y coautor del libro "Samba de Enredo: História e Arte", estas son algunas de las razones de una mejora reciente en las composiciones de los sambas con argumento o tema (samba-enredo). "El Carnaval de este año confirma una tendencia: una buena trama ya está a medio camino de un buen samba", dice. "Hubo un período en el que el samba sobre un tema estaba realmente a la baja. Tuvimos una caída muy grande en la calidad".

Simas relaciona este declive, acentuado entre las décadas de 1990 y 2000, con el proceso de profesionalización de las escuelas, y la consecuente selección de tramas que privilegian los acuerdos comerciales en detrimento de los intereses de la población. Es una paradoja: los sambas empezaron a empeorar a medida que las escuelas se enriquecían.

Si las décadas de 1970 y 1980 marcaron un auge en la popularidad de los sambas con trama, impulsadas por una pujante industria fonográfica, las dos décadas siguientes, a grandes rasgos y con excepciones, no fueron tan brillantes. Estudiosos como Spirito Santo, en el libro "Do Samba ao Funk do Jorjão", también señalan un estancamiento creativo en la batería. "La espontaneidad que tenía el percusionista en el pasado se ha ido, y se echa de menos. Actualmente, el desfile está entero diseñado, antes se ponía a 200 hombres o así y salíamos", dice Ciça, de 66 años, con más de la mitad de ellos al mando de Tambores de Carnaval.

Es un proceso que responde a los criterios del jurado, cada vez más técnicos, ya que los directores de percusión trabajan todo el año para corregir lo señalado como error en el Carnaval anterior. En cierto modo, las baterías ya salen con un diez, pero con cada detalle señalado como error, hace perder puntos.

"Un címbalo, una pandereta o una ganzá que creen que va por delante pierde un punto. Entonces, eso ya no existe en las escuelas", dice Ciça. "Hoy haces una puesta a punto de primera marca y todo tiene que ser igual. Los jueces ahora tienen mucho en cuenta esto. Tienes que tocar todo el recorrido bien, no se puede fluctuar". Ganar el Carnaval, también tiene como consecuencia la entrada de dinero, y ello pasó a ser más importante que tener un samba en boca del pueblo. "Estamos atrofiados. Las escuelas se han vuelto demasiado profesionales. Hay muchas reglas dentro del samba, porque la competencia es de alto nivel. Los tambores se han portado demasiado bien".

El año 2012 fue notable en este sentido. Porto da Pedra desfiló con una trama patrocinada, denominada "Yogurt, del Imperio Otomano a las Cortes Europeas". "Pero al mismo tiempo, tienes dos sambas de una calidad excepcional: Portela, sobre Bahía, y Vila Isabel, sobre las relaciones entre Angola y Brasil. Pero ha ido mejorando con el tiempo, no ha habido ningún cambio. Se va viendo una mejora".

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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