El cambio de postura del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) con respecto al régimen de Nicolás Maduro, cristalizado por la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores con críticas al impedimento de una candidatura de la oposición, fue precedido por conversaciones con chavistas en Venezuela.
La semana pasada, representantes de Lula buscaron aliados del dictador y compararon la situación de la oposición en el país con la candidatura a la presidencia del propio petista en 2018, cuando estaba encarcelado en el ámbito de la Lava Jato.
Dijeron que, en aquel momento, a Lula se le impidió postularse por decisión del Tribunal Electoral. Y continuaron: incluso considerando que la decisión fue equivocada, el hoy presidente indicó un sustituto, Fernando Haddad (actual ministro de Economía), que pudo participar en el proceso electoral. Los emisarios de Lula utilizaron la comparación para decir a los chavistas que Corina Yoris, indicada como sustituta de la líder opositora María Corina Machado, debería ser autorizada a participar en las elecciones de este año. María Corina fue inhabilitada por el régimen para participar en las elecciones.
En las mismas conversaciones, los asistentes de Lula advirtieron a la dictadura que la inhabilitación de Yoris, contra quien no hay una decisión judicial, resultaría en una manifestación pública de oposición del gobierno brasileño.
Según fuentes cercanas, la decisión de expresar desacuerdo con la represión política en Venezuela fue tomada por Lula durante una reunión con el ministro Mauro Vieira (Relaciones Exteriores) y el asesor internacional de la Presidencia, Celso Amorim, el lunes (25).