Desde que el gobierno de Sudáfrica tomó la delantera global en las críticas a Israel, la comunidad judía en el país ha registrado un aumento en los casos de antisemitismo, y la rutina ha cambiado. A finales del año pasado, Pretoria presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya (Países Bajos), acusando a Tel Aviv de genocidio contra los palestinos en la Franja de Gaza.
Entidades locales afirman que el número de incidentes contra judíos ha crecido un 700% desde entonces, pero no proporcionan cifras absolutas. Se estima que hay de dos a tres de estos episodios por día. La gran mayoría son ofensas online, aunque ha habido casos aislados de agresiones físicas de menor gravedad.
Judíos en Johannesburgo relataron a Folha que aún es posible caminar con kipá en las calles, pero el sentimiento es de máxima precaución. Edificios vinculados a la comunidad local han recibido refuerzo en la seguridad.
"Cuanto más larga sea la guerra, más peligroso se vuelve para nosotros", dice David Saks, de 57 años, director asociado del Congreso Judío Sudafricano de Diputados, la principal organización que representa a la comunidad en el país. Hoy, cuenta con 50 mil miembros, menos de la mitad del pico en los años 1970, con 120 mil —un número, por cierto, similar al tamaño estimado de la comunidad judía en Brasil.
Los sudafricanos también retiraron a sus diplomáticos de la embajada en Tel Aviv, mientras que líderes políticos, incluido el presidente Cyril Ramaphosa, hicieron declaraciones en defensa de una Palestina "del río al mar". La frase es una defensa de que el territorio palestino se extienda oficialmente desde el río Jordán, frontera entre Cisjordania y Jordania, hasta el mar Mediterráneo —hoy, esa área es, en gran parte, Israel.