Noam Chomsky sufrió un AVC en 2023 y se recupera en Brasil

El lingüista estadounidense de 95 años se trata en un hospital de São Paulo

Mario Sergio Conti

El lingüista estadounidense Noam Chomsky no hizo ningún comentario sobre la guerra de Israel en Gaza, iniciada hace nueve meses. Es un silencio sorprendente. De origen judío, vivió en un kibutz en el norte de Israel en 1953.

SAO PAULO - SP - 26.08.2019 - Noam Chomsky (Foto: Danilo Verpa/Folhapress, MUNDO) - Danilo Verpa

Además de lingüista, Chomsky es un respetado analista de política internacional. De sus más de cien libros, cuatro son específicamente sobre Israel –sus guerras, gobiernos y agresiones al pueblo palestino. A pesar de los cientos de pedidos de la prensa mundial, no analizó el ataque de Hamas el 7 de octubre y la destrucción de Gaza, porque sufrió un accidente vascular cerebral masivo en junio pasado. Tiene dificultades en el habla y el lado derecho del cuerpo entumecido.

Antes del AVC, siempre estaba conduciendo su coche y dando clases, estudiando y escribiendo sobre lenguaje, ciencia y política. Viajaba con frecuencia desde Arizona, donde vive en un rancho, a conferencias alrededor del mundo, con una claridad admirable. Profesor emérito de lingüística del Instituto de Tecnología de Massachusetts y de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, fue atendido por médicos locales. Ellos redujeron al mínimo su medicación y la alimentación intravenosa. Dijeron que no había mucho que hacer. Solo restaba esperar el desenlace. El escritor tiene 95 años y está casado con la carioca Valeria Chomsky, también lingüista.

Ella leyó lo que pudo sobre el AVC. Habló con varios médicos, algunos de ellos brasileños. Vio que su marido mejoraba —reconocía personas, recuperaba la conciencia y se comunicaba con dificultad decreciente. Concluyó que, para acelerar su recuperación, era mejor modificar el tratamiento. Decidió traerlo a São Paulo, donde la pareja tiene una residencia desde 2015 —viven entre los dos países. Era lo que los médicos también aconsejaban, al considerar que recibiría cuidados específicos. Valéria alquiló un jet ambulancia y contrató a dos enfermeros. Además de caro, el viaje fue "largo, penoso y estresante". El pequeño avión, de poca autonomía, tuvo que hacer dos escalas. Fue internado en una unidad de cuidados intensivos. Es visitado diariamente por neurólogo, fonoaudiólogo y neumólogo. Su estado mejoró bastante. Salió de la UCI y está en planta.

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