Al menos 57 prisioneros murieron, 16 de ellos decapitados, en el Centro de Recuperación Regional de Altamira, una unidad penitenciaria situada en el suroeste de Pará, el lunes por la mañana. Se trata del mayor motín del año en el país.
Según el sistema penitenciario estatal, el motivo de los disturbios fue la disputa entre dos facciones criminales por el control de la prisión.
El Comando Clase A (CCA) es el enemigo del Comando Vermelho (CV), que se ha expandido en la región norte. Los miembros de CCA le pegaron fuego a la celda de un pabellón controlado por el rival, según la versión oficial.
La mayoría de las muertes fueron provocadas por asfixia.
El ministro de Justicia, Sergio Moro, lamentó los disturbios y defendió a través de una red social que los líderes responsables del motín cumplen condenas "para siempre" en las cárceles federales. Asimismo, proporcionó plazas en las cárceles para transferir y aislar a los delincuentes.
Por su parte, el presidente Jair Bolsonaro (PSL) no ha comentado el episodio.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA