Pese a estar prohibido para menores de 16 años, el matrimonio infantil es frecuente en Brasil

El país ocupa el quinto lugar en el ranking mundial de uniones de esta naturaleza, pese a un importante subregistro

Naturalizado y subregistrado, tan complejo como invisible, el matrimonio infantil se define como cualquier unión, formal o informal, que involucra a alguien menor de 18 años. En más del 94% de los casos, ese alguien es una menor.

Bajo la apariencia de algún consentimiento, ya sea de ella o de su familia, la unión precoz articula vulnerabilidades sociales, raciales y de género. Roba una fase importante del desarrollo y magnifica las desventajas de las niñas y mujeres, limitando aún más su trayectoria educativa y profesional, y haciéndolas más susceptibles a la violencia doméstica, ya sea física, psicológica, sexual o económica.

Juntarse, unirse, convivir, casar. Estas uniones generalmente reflejan las opciones restringidas disponibles para las niñas vulnerables, ancladas en normas sociales que dictan roles bien definidos para niñas y mujeres: cuidadoras, sumisas, amas de casa, madres.

En este contexto, el matrimonio siempre ha tenido un lugar destacado. "Este es un fenómeno multicausal e invisible porque su hilo conductor es la violencia de género ya que afecta mayoritariamente a las niñas, para quienes el matrimonio ya era considerado un destino. El hecho de que ocurra antes, por lo tanto, se ve como algo natural", explica la investigadora Viviana Santiago, activista por los derechos de las niñas.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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