El resultado del PIB brasileño en el segundo trimestre, anunciado por el IBGE, reveló una economía que no crece y cuya recuperación se encuentra minada por la escasez de agua (que impacta en los costos de producción) y la crisis política (que desgasta la confianza de los inversores).
La caída del -0,1% frustró las expectativas del mercado y del gobierno de Brasil de comenzar a avanzar recuperando el escenario anterior a la crisis sanitaria. El ministro Paulo Guedes aseguró que la economía "caminó de lado" en lo que fue "el período más trágico de la pandemia".
Los dos primeros recularon, pero aún están por encima del nivel de 2019, y el último, socavado por la pandemia, avanzó sin conseguir volver a tiempos pre-Covid.
Considerando el desempleo, la cara electricidad, el riesgo fiscal y las turbulencias en el seno del Planalto, la expectativa para 2022 es de menos del 2%. Incluso, algunos ya pronostican una alta inflación sin crecimiento económico.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA