Las cuentas públicas registraron un déficit de R$ 230,5 mil millones (U$ 47,4 mil millones) en el primer año de gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) en 2023, equivalente al 2,12% del PIB (Producto Interno Bruto). Este resultado representa el peor desempeño desde 2020, año de la pandemia de Covid-19. La regularización de los precatórios, deudas judiciales postergadas por la administración de Jair Bolsonaro (PL), influyó en este resultado.
A finales del año pasado, el gobierno de Lula obtuvo la autorización del STF (Supremo Tribunal Federal) para saldar un pasivo de R$ 92,4 mil millones (US$ 19 mil millones). Incluso sin el pago de los precatórios, el déficit habría sido de R$ 138,1 mil millones (US$ 28 mil millones), equivalente al 1,27% del PIB y aún así, el peor desde 2020.
En comparación, solo el segundo mandato de Dilma Rousseff (PT) tuvo un resultado peor en el primer año de gestión. En 2015, el déficit fue de R$ 183,1 mil millones (US$ 37 mil millones) debido a la regularización de las llamadas pedaladas fiscales.
En 2019, primer año de la gestión Bolsonaro, el déficit fue de R$ 122,6 mil millones (US$ 24,7 mil millones). Estos valores han sido ajustados por la inflación. El resultado de 2023 fue peor que la meta informal establecida por el ministro Fernando Haddad (Economía), quien prometió presentar un déficit de hasta el 1% del PIB en el primer año de la administración. Incluso antes de la asunción de Lula, el gobierno actuó en el Congreso Nacional para aprobar una PEC (Propuesta de Enmienda Constitucional) que autorizó un aumento de hasta R$ 168 mil millones en los gastos de 2023 para recomponer acciones del Presupuesto que estaban afectadas por recortes de hasta el 95%.