El plan del gobierno de Lula (PT) para incentivar la industria brasileña en los próximos diez años retoma medidas empleadas en administraciones anteriores del PT y criticadas por economistas. La estrategia establece al sector público como impulsor del desarrollo a través de subsidios y líneas de crédito.
La nueva política industrial será lanzada el lunes. Contiene metas y directrices hasta 2033, abarcando sectores como infraestructura, saneamiento, transformación digital y bioeconomía. La propuesta fue elaborada por un consejo compuesto por el Ejecutivo y entidades del sector productivo y trabajadores.
Los miembros del grupo dicen que se buscó incluir al sector público en una posición central en lo que llaman neoindustrialización. En esta lógica, las empresas serán beneficiadas con líneas de crédito del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) y con contratos de compras gubernamentales.
El plan también menciona la exigencia de contenido local en la producción industrial. No detalla, sin embargo, los instrumentos que se utilizarán en las líneas de crédito, subvenciones y subsidios, ni cómo se acomodarán estas medidas frente a las reglas fiscales, cuyo cumplimiento ha sido cuestionado.