Multas multimillonarias, programas sólidos de cumplimiento normativo, apertura del mercado brasileño a extranjeros, cambios de nombre, recuperaciones judiciales, empresas constructoras que han disminuido a una décima parte de su tamaño anterior y traumas que persisten a día de hoy en la firma de contratos de obras públicas.
Hace diez años, se ponía en marcha la Operación Lava Jato que provocó una revolución en el sector de infraestructura y construcción pesada en Brasil. Sus efectos persisten actualmente, mientras que las grandes empresas vuelven a la arena pública después de asumir responsabilidad en esquemas de corrupción.
El regreso a las obras públicas se considera crucial para la supervivencia del sector, según los expertos, ya que las empresas han estado operando con pérdidas y muchas han solicitado recuperación judicial o incluso han entrado en procesos de quiebra.