Desde principios de año, viene aumentando el número de brasileños que llega a la frontera de Estados Unidos con México e intenta el sistema "cae cae", es decir, el inmigrante se rinde ante los guardias fronterizos y pide asilo en el país.
De octubre de 2018 a mayo de 2019, los procesos de deportación de ciudadanos brasileños que se encuentran en trámite en los tribunales de inmigración de EE UU. suman 3.429. Y se espera que el número aumente hasta el final del año fiscal actual, que es en septiembre.
El número de procesos de los años fiscales 2019, hasta el momento, y 2018 (4.890 casos) está muy por debajo del de 2005, año fiscal que registró el mayor índice de inmigración brasileña a Estados Unidos: 28.135. Sin embargo, después de este período se redujeron las deportaciones hasta llegar a menos de 1.000 casos, en 2014.
Los datos son obtenidos a través de la Ley de Acceso a la Información del programa TRAC, de la Universidad de Siracusa. Los números representan principalmente las solicitudes de asilo en la frontera, pero también, aunque en menor cantidad, las solicitudes de personas que viajaron en avión y finalmente fueron detenidas.
En comparación con los países centroamericanos, la inmigración brasileña a Estados Unidos no es tan significativa, pero se encuentra entre las siete nacionalidades que más inmigrantes sufren detenciones en la frontera, según Jeanne Batalova, investigadora del Instituto de Políticas de Migración en Washington. La policía en la frontera sur de Estados Unidos detuvo a 227.073 ciudadanos centroamericanos en el año fiscal 2018 y a 1,504 brasileños.
Muchos brasileños llegan con sus hijos con la certeza de que pasarán menos tiempo en detenciones temporales y podrán esperar en libertad la decisión sobre su situación en el país. Y es que algunos se quedan pocos días en estos lugares, abarrotados y con poca higiene.
Otros van a centros de tramitación familiar. Cuando los inmigrantes traen a menores que no son sus hijos, estos son llevados a refugios y son considerados menores no acompañados.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA