Más allá del margen de error

La campaña ajustada genera teorías conspiratorias y dudas estadísticas

Paula Cesarino Costa
São Paulo

El frenesí generado por las encuestas electorales ha aumentado en 2018. Acusaciones nada cualificadas de manipulación de resultados y la posibilidad del uso de los análisis electorales para provocar la especulación en el mercado financiero encendieron las alertas.

La semana pasada, se publicó una serie de mensajes en los que miembros del mercado financiero -algunos partidarios del candidato Jair Bolsonaro (PSL) - afirmaban que las inversiones no deben hacerse basadas en encuestas porque son sesgadas.

De acuerdo con el material, los sondeos magnifican los números referentes a la población del noreste que gana hasta dos salarios mínimos, utilizan porcentajes menores de los reales de los que se declaran católicos y evangélicos, y muestran a un sector mayor de personas que se identifican con ideales de izquierda. Estos errores de muestreo favorecer a candidatos como Fernando Haddad (PT) y Ciro Gomes (PDT).

Los estadísticos del instituto Datafolha rebatieron punto por punto las críticas, explicando que en las estadísticas son aplicados conceptos y técnicas basadas en la teoría del muestreo: "Las muestras son representativas de la población estudiada y seleccionadas por medio de criterios estadísticos, utilizando como base fuentes oficiales, como IBGE y TSE", afirman.

Las encuestas son uno de los factores que influyen en la decisión del voto de los votantes, que conversan con familiares y amigos, evalúan cómo están viviendo la disputa y proyectan qué futuro les espera. Ven los debates, el horario electoral y publicidad política. Tienen cada vez más acceso a las noticias sobre las campañas y reaccionan a las declaraciones de los postulantes.

Una novedad de la actual disputa es que se están realizando más encuestas, muchas de ellas encargadas por grandes instituciones financieras, que conocen los resultados, antes de su divulgación pública. Esta acción implica el riesgo de que algunos grupos puedan influir en los mercados, disponiendo anticipadamente de datos de investigaciones patrocinadas por ellos mismos.

Dejando de lado cuestiones que deben ser investigadas y respondidas por órganos de control, es un hecho que se han ampliado las diferencias de metodología entre las diversas encuestas en circulación.

Hay básicamente tres posibilidades de abordar al entrevistado: en la calle, en su domicilio y por teléfono. Las encuestas de instituciones financieras se realizan, por lo general, por teléfono y presentan discrepancias relevantes en comparación con las otras dos.

El instituto Datafolha opta por centrarse en los puntos de flujo. El director del instituto, Mauro Paulino, explica que las encuestas cara a cara, en las calles o domiciliares, son más adecuadas y, comúnmente, muestran resultados similares, considerando los márgenes de error.

De acuerdo con su evaluación, las encuestas telefónicas tienen limitaciones. "Pueden privilegiar a candidatos con perfil más elitista. Los más pobres, incluso aquellos que poseen teléfono celular, a menudo no pueden pararse a responder encuestas telefónicas durante el trabajo ", ejemplificó.

Después de tantas elecciones y cierta sobredosis de encuestas electorales, el lector pasó a entender mejor y a exigir precisión en la divulgación de los datos.

La semana pasada, Folha publicó dos correcciones sobre imprecisiones originadas por impericia técnica. Uno de los errores estaba en el titular del 15 de septiembre: "Bolsonaro llega al 26%; Haddad empata con Ciro y Alckmin. Fernando Haddad (PT) y Ciro Gomes (PDT) tenían el mismo 13% y Geraldo Alckmin (PSDB), el 9%. Como la igualdad estaba en el límite del margen de error, era impreciso afirmar que Alckmin estaba empatado con los dos.

En cuanto a los posibles panoramas en una segunda vuelta, Folha escribió que Marina Silva (Red) y Alckmin estaban empatados con Jair Bolsonaro (PSL), sin embargo, ambos estaban por delante.

Vinícius Mota, secretario de Redacción de Folha, recordó que se ha optado por descartar el empate, en textos noticiosos, cuando hay una diferencia de dos veces el margen de error entre un candidato y otro. En este caso, la probabilidad de empate, aunque todavía existente, se considera mínima.

"Hacer correcciones, sobre todo en enunciados y reportajes relevantes, como invariablemente son aquellos sobre resultados del instituto Datafolha, en la recta final de la elección, nunca es agradable", afirmó, destacando que la imprecisión fue notada inmediatamente y corregida de modo transparente.

Ante una campaña tan fuerte, son esos errores, incluso corregidos rápidamente, los que acaban por dañar la imagen del periódico y la credibilidad del propio instituto. Casi inmediatamente surgen lectores con teorías conspiratorias y acusaciones de parcialidad.

Las lecturas distorsionadas, así como los falsos sondeos, a menudo se difunden de forma maliciosa. Son el corazón de las fake news, porque son herramientas de juego sucio tanto de las campañas como de los mercados.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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