En defensa de la reglamentación

Reflexión sobre la cobertura de masacres puede crear bases para enfoques responsables

São Paulo

Miércoles, 13 de marzo: dos ex alumnos entran en la escuela Raúl Brasil, en Suzano, y asesinan a siete personas, entre ellas cinco adolescentes. Antes, matan al tío de uno de ellos.

Jueves, 14 de marzo: un australiano invade una mezquita en Christchurch, Nueva Zelanda, disparando y matando a 41 personas. Después, en otro templo, siete son asesinados.

Las cámaras de seguridad registraron el caso brasileño. En Nueva Zelanda, las imágenes del crimen, captadas por el propio asesino, fueron transmitidas en tiempo real a través de Facebook.

¿Cómo la prensa debe informar de episodios como estos? ¿Qué imágenes e información deben publicarse? ¿Cómo tratar a los asesinos y publicar su perfil? ¿Divulgar o no fotos e imágenes de la masacre? Los manuscritos y publicaciones de los asesinos en las redes sociales deben ser reproducidos para que el perfil de cada uno sea trazado o son acciones propagandísticas premeditadas por ellos mismos?

Las Redacciones se enfrentaron a tales cuestiones bajo la presión de informar a su audiencia rápidamente y con precisión.

La decisión de Folha de publicar fotos de los dos asesinos de Suzano ensangrentados y muertos fue muy criticada por una parte de los lectores.

El periódico también subió el vídeo, editado, con la escena de los dos exalumnos disparando y dando machadas dentro del centro docente. Por otro lado, evitó publicar fragmentos del vídeo del asesino de Nueva Zelanda.

Para muchos lectores, tales imágenes no contenían información relevante, eran apelativas, provocaban sufrimiento y tenían como objetivo apenas cazar clics. "Las demandas de audiencia no pueden justificar, jamás, una actitud tan cruel y sensacionalista", se quejó uno de ellos.

El secretario de Redacción, Vinicius Mota, respondió: "Las fotos de los cuerpos de los asesinos fueron publicadas, sólo en plataformas digitales que permiten el aviso de imágenes fuertes, porque informan sobre la brutalidad de los perpetradores de la matanza, un vídeo editado fue publicado, con el mismo aviso, tomando el cuidado de no exponer a las víctimas, las cuales tenemos el deber de proteger, las escenas de tiro y ataques a personas caídas ".

En cuanto al vídeo de Nueva Zelanda, el periódico consideró imposible hacer una edición comprensible de las escenas, por lo que no fue publicado.

Difícil, en mi opinión, encontrar justificación para publicar la imagen de los asesinos muertos ensangrentados. Es simple trazar un paralelismo con otras decisiones periodísticas de no publicar cuerpos en situaciones que causan repulsa y horror.

Hay situaciones en que las imágenes fuertes y desagradables se imponen y se justifican periodísticamente -en muchos casos, sin embargo, son innecesarias.

Estados Unidos discute estas cuestiones por lo menos desde 1999, cuando dos jóvenes asesinaron a 12 alumnos y un profesor en la Columbine High School y luego se mataron.

La masacre se convirtió en referencia para nuevos asesinos. Los datos de 2014 indican que 17 tiradores (y otros 36 que tuvieron ataques frustrados) citaron directamente el tiroteo de Columbine o sus autores como una de las motivaciones.

Los grupos estudiosos y de apoyo a las víctimas de masacre defienden que se restrinja la visibilidad de los autores de esos tipos de crimen, dando pocos detalles de los métodos utilizados y evitando la publicidad de los mensajes dejados como especie de testamento.

Las campañas  "sin notoriedad" que abogan por no revelar los nombre de los asesinos sugieren a los medios a limitar la divulgación de la identidad y de la imagen de los autores a determinadas circunstancias y no publicar vídeos o posts producidos por ellos.

Como ejemplo, la Folha informaba el viernes con destaque el "manifiesto" hombre que mató decenas en la mezquita en Nueva Zelanda. ¿Cuál es la importancia de publicar una evaluación amateurística sobre los efectos del mestizaje en el desarrollo?

Según el secretario de Redacción Vinícius Mota, Folha evalúa cada caso concreto a la luz de sus principios periodísticos. "Como no está en cuestión la hipótesis de no divulgar, el juicio se basa en qué elementos notifica", dijo.

Existen recomendaciones restrictivas para casos como suicidio y secuestro, por ejemplo. Defiendo el derecho a la publicación del máximo posible de información pertinente. Resaltando: relevantes. No defiendo publicar todo a cualquier precio, en busca de audiencia y ‘espectacularización’. No se trata, por supuesto, de no noticiar las masacres.

El desafío es descubrir cómo equilibrar el interés público en una masacre  con el interés público en reducir los crímenes por imitación.

Es hora de que Folha fije reglas periodística para coberturas de ese tipo de episodio. Trazar una lista de recomendaciones -discutidas y reflejadas exhaustivamente- que puedan guiar la cobertura de hechos repletos de tensión, repercusión y dudas éticas.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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