Las barreras periodísticas contienen investigaciones de asedio importantes

Toca discutir si la prensa está interesada y preparada para investigar con independencia

Paula Cesarino Costa
São Paulo

Más de 300 mujeres se presentaron la semana pasada para formalizar sus denuncias de abusos sexuales y violación contra el médium João de Deus, una celebridad internacional. Las primeras víctimas fueron entrevistadas en el programa Conversa com Bial (Conversación con Bial), de la cadena TV Globo, y por el periódico O Globo, que sacaron a la luz los testimonios de casi una decena de mujeres.

En seguida, todos los medios de prensa localizaron y escucharon a nuevas víctimas, asimismo, varias mujeres se presentaron en las comisarías de policía fuera de las fronteras de Brasil. Toda una avalancha de revelaciones que arrastró a la propia familia del médium: su hija relató haber sufrido años de abusos.

Un comportamiento violento, que parece haberse repetido impunemente, perduró años y años, sobreviviendo a una serie de artículos laudatorios a un hombre que dice tener el poder de la curación. Todo en este caso parece espectacular.

Después de acusaciones contra otro líder espiritual, el gurú Siri Prem Baba, una holandesa dio su testimonio en redes privadas de grupos feministas. Pasaron seis meses hasta que se publicó. Es demasiado tiempo, un indicio de que tales acusaciones suelen ser descartadas de antemano, por razones periodísticas, jurídicas y posiblemente morales.

Toca discutir aquí si la prensa está preparada, interesada y si tiene herramientas para investigar de forma independiente ese tipo de delitos, en el límite de la intimidad de agresores y víctimas.

El tema de la violencia contra las mujeres ya ocupó este espacio otras veces. Vuelvo a él porque tengo la impresión de que Folha no parece atenta, comprometida y movilizada para entender lo necesarias y relevantes que son las investigaciones que desnudan la violencia de género. Son procesos delicados, que causan melindres en las estructuras del poder y también en la que gestiona las Redacciones.

Folha fue el primer periódico que publicó los relatos de las víctimas del médico Roger Abdelmassih en 2009. El artículo no ocupó la portada de la sección ni siquiera tuvo una llamada en la portada. Tal precaución y discreción revela cómo las denuncias de violencia sexual enfrentan barreras selectivas infinitamente mayores que, por ejemplo, las de corrupción.

Se publican largos relatos de delaciones y acuerdos judiciales, muchas de los cuales basados en inferencias y en la reproducción de conversaciones de terceros. En los casos de acoso, el relato de víctimas es tratado con desconfianza máxima, exigiendo pruebas concretas, como si la mayoría de los crímenes sexuales pudiera ser (y tuviera que ser) atestada por medio de exámenes médicos y pericias científicas. La realidad muestra que no es así.

Claro que siempre defenderé el harto y amplio derecho de defensa de los acusados, además del rigor técnico y de la responsabilidad al publicar. Manifesté a la Redacción la necesidad de dar voz a João de Deus para que se explique y defienda, además de recordar que el trabajo benévolo que hizo a miles de personas, que así lo relataron en público, no merece ni debe ser ignorado.

El periódico necesita invertir en normas institucionales para proveer y amparar a reporteros que investiguen acusaciones de acoso. Hay manuales que orientan cómo abordar, tratar y proteger a las víctimas de abusos sexuales, evitando que la prensa sea una barrera más en el tejido social contra la revelación de casos de este tipo.

Desacreditar a la víctima, obligarla a la exposición pública que puede ser humillante, llevarla a renunciar a la protección de su identidad para que su relato tenga credibilidad, esos son, por ejemplo, puntos condenados por expertos internacionales en el recuento de reportajes sobre crímenes sexuales.

Para el secretario de Redacción de Folha, Vinícius Mota, "son trabajos difíciles, porque involucran acusaciones criminales graves, capaces de destruir reputaciones independientemente de su solidez, en fases a veces distantes de la conclusión judicial". Defiende que se redoblen los cuidados con la aplicación de la buena técnica periodística y con la exposición de la contrastación.

En las resoluciones para 2019, Folha debería esforzarse por investigar abusos de poder y delitos sexuales. Calificado por medio de cursos, debates y relatos de experiencias anteriores, ese núcleo sería capacitado para manejar adecuadamente las herramientas investigativas específicas.

¿Cuántos delincuentes sexuales en serie existen en los diversos niveles de poder, actuando impunemente?

¿Cuántos son los relatos que, oídos en rondas de periodistas, replican historias de abusos en las castas políticas, empresariales y culturales y no llegan a distintos públicos ni se ven procesos?

Los ocupantes del poder -y la sociedad de forma más amplia- tienden a ser conservadores, machistas y conniventes con prácticas abusivas contra las mujeres. Es un tema visto como delicado, en el que la prensa en general, todavía opta por el manto del silencio en nombre de la privacidad y de la protección del honor. Se termina siendo, si no cómplice, al menos poco vigilante y descuidado.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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