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Inicio del Gobierno Bolsonaro sugiere relaciones complicadas en el futuro

São Paulo

Los primeros 40 días de 2019 dieron señales de cómo se moldea la relación de la prensa con el gobierno Jair Bolsonaro. Los tiempos difíciles se anuncian. Administraciones en fase inicial están llenas de planes auspiciosos, intenciones loables y personajes crudos en el trato con los medios.

Desde la investidura, parte significativa de lectores que mandan mensajes al ombudsman reclama de presunto pesimismo y de la mala voluntad de Folha en relación al nuevo gobierno. “¿Usted ha sido capaz de leer una noticia positiva sobre el gobierno democráticamente elegido en los últimos tres meses?", Preguntó un lector.

"Folha realmente se está esmerando en irritar a sus lectores. La cantidad de noticias negativas sobre el gobierno Bolsonaro, siempre destacadas, explicitan de forma clara la opción del periódico por ser una voz activa contra el gobierno actual. No voté a Bolsonaro como jamás votaría a Haddad, pero creo que Folha está pasando del punto en su saga de fiscalizar al gobierno central", escribió otro.

Parte de esa reacción puede ser atribuida a la naturaleza de los hinchas que las elecciones provocan. Es un campo en el que la pasión ofusca la razón. Otra parte difícil de medir puede venir de errores de imprecisiones de la prensa y del uso que la familia Bolsonaro y sus partidarios hacen de las redes sociales.

Tanto el presidente como sus hijos son activos críticos de los medios en los mensajes que envían a miles de seguidores. "Gracias a Dios tenemos Internet para tener información y desarrollo", tuiteó

Bolsonaro desautoriza información cotejadas en off, desmiente declaraciones del propio equipo, provoca a la prensa, ironiza reportajes y comparte textos de simpatizantes, incluso de publicaciones falsas.

Preocupado con noticias publicadas por Folha, Eduardo el hijo del presidente con el mandato federal adjunto, escribió: "Va a ser así durante los próximos cuatro años. Mucha especulación y mucha información sin conexión con la realidad. Estamos acostumbrados: quien pierde es el periódico y su credibilidad (si es que todavía hay quien cree en Folha)".

Con la imagen de AS de las redes sociales Carlos, concejal en Río, es quien acumula más ataques a los medios. "Utilizo mis redes para tener comunicación directa con quien realmente manda en este país y hacer lo posible para mantenerlos informados de lo que sucede en el día a día. Esa es la nueva política apoyada por los que anhelan rumbos mejores. ¡Estamos apenas atendiendo a esta nueva demanda!", publicó en uno de sus post.

El editor ejecutivo de Folha, Sérgio Dávila, enfatiza que Folha no hace oposición al gobierno de Bolsonaro, como no hizo a ningún gobierno: "Nuestro objetivo es seguir haciendo periodismo crítico, independiente y apartidista".

Analizar actos e ideas -de hoy y de ayer del presidente y de cada uno de los ministros es obligación de los reporteros y del buen periodismo. Traducir, analizar y criticar las acciones más relevantes, en las diferentes áreas, son funciones necesarias y prioritarias, que necesitan ser ejecutadas con calidad técnica y sin sesgo ideológico.

Lo que hay de nuevo en el escenario actual es el cambio de un tradicional campo de conflicto entre la prensa y el gobierno. No son más páginas de la prensa o minutos en los noticieros de la televisión. Los Bolsonaros desplazaron el embate hacia la fluida y pantanosa área de las redes sociales.

Aunque discrepe de distorsiones y ataques desprovistos de base técnica hechos por bolsonaristas, reconozco que mantener a la prensa bajo cuestionamiento es una vertiente sana de los nuevos tiempos. Esto hace más difícil el trabajo del periodista. No es simple asumir el papel de cristal y acostumbrarse a la crítica pública.

Requiere atención redoblada. Cada información mal cotejada, equivocada o desmentida sacude la credibilidad y da munición a aquellos que buscan desacreditar a la prensa.

Otros puntos sensibles se presentan, como por ejemplo, definir la forma adecuada de informar sobre los tuits presidenciales. No tiene sentido sólo reproducirlos, ya que su contenido llegó a los periodistas al mismo tiempo que para el ciudadano común. Es necesario contextualizar, profundizar, problematizar, criticar y apurar cada uno de ellos, en vez de contentarse en apenas divulgarlos.

Los Bolsonaros, muchas veces, critican a la prensa más por sus cualidades que por sus defectos. Suelen resumir sus quejas en hashtag despreciativos o "fake news", en lugar de buscar la transparencia como método y la claridad como regla.

Investigar relaciones del pasado, poner a prueba planes y declaraciones, escudriñar patrimonios y relaciones profesionales escasas es loable. Sólo estar en contra o a favor es fácil. El dinero y el tiempo de los lectores no deben ser desperdiciados. El juego acaba de comenzar.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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