El barrio de Carmo, en la zona rural de São Roque (SP), está compuesto principalmente por personas de ascendencia africana. Allí viven 52 familias de una comunidad quilombola.
Desde hace 17 años, están reclamando ante el Incra (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) la posesión de un área de una antigua finca que existía en el lugar.
Esta finca pertenecía a la Provincia Carmelita Fluminense, una institución religiosa que llegó a Brasil en 1580.
Antônio da Cruz, de 72 años, nieto de un hombre esclavizado que trabajaba en la propiedad, cuenta que en 1866, para saldar deudas, la orden religiosa arrendó a sus esclavos para que trabajaran durante 20 años en los campos de café del Valle del Paraíba.
"Las hermanas hicieron un acuerdo con los esclavos para que después de 20 años regresaran y se establecieran en la finca en São Roque, donde podrían cultivar en beneficio propio", cuenta.
Sin embargo, los descendientes quilombolas, debido a la expansión urbana y la especulación inmobiliaria, fueron perdiendo gran parte del área original frente a los usurpadores ilegales.
En 2017, como una forma de presionar al Incra, ocuparon seis alqueires, lo que representa menos del 1% de la tierra original.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA