A orillas del río Croa, a 635 km de Río Branco, la capital de Acre, una mujer de baja estatura y cabello negro, vestida con una túnica marrón, recibe a un grupo de cien personas que acaban de bajar de los barcos.
"Sean bienvenidos. Mi nombre es Cíntia Flores", dice, ofreciendo un abrazo a cada uno que llega a tierra firme.
La peruana de 48 años vive en la región ribereña de Cruzeiro do Sul, el segundo municipio más grande del Estado, desde hace 15 años. En Brasil son más de 30, desde que huyó de los abusos que sufrió de su padrastro en su país natal.
Hoy en día, es propietaria de una posada y guía espiritual de los pueblos del territorio amazónico. Junto a la comunidad local, ha desarrollado el turismo ecológico en las cercanías del río Croa.
El camino hacia este rincón se realiza en barco, después de 22 kilómetros de desplazamiento por la carretera BR-364, saliendo del centro de Cruzeiro do Sul.
Al llegar a la orilla, es posible pagar por el desplazamiento acuático o realizar un paseo en barco a lo largo del río. Cada visitante paga, de media, R$ 15 por el viaje en las embarcaciones, guiadas por los habitantes locales.
Además de las aguas del río, cubiertas de pequeñas flores y victorias-regias, hay árboles centenarios en la región.
El crecimiento del turismo allí ha despertado el interés del Estado, que ha invertido en infraestructura. El camino que lleva al Croa está asfaltado y desde finales de 2022 hay wifi en la zona.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA