Alrededor de 17.000 personas han muerto en las cárceles brasileñas en los últimos diez años, y al menos parte de estas muertes podrían haberse evitado, según expertos.
La cantidad de muertes registradas de 2013 a junio de 2023 fue obtenida por Folha después de 75 solicitudes de LAI (Ley de Acceso a la Información) a los estados y junto a Sisdepen, herramienta de recopilación de datos del sistema penitenciario brasileño, vinculada a Senappen (Secretaría Nacional de Políticas Penales) del Ministerio de Justicia.
Una parte de estos datos, correspondiente a los años 2018 a 2022, fue analizada por Vital Strategies, una organización global compuesta por expertos e investigadores que colaboran con gobiernos, según la cual el 95% de estas muertes ocurrieron por causas evitables.
La información analizada muestra que la mitad de las muertes ocurridas dentro de las prisiones brasileñas de 2018 a 2022 fueron de personas menores de 38 años.
De acuerdo con la médica epidemióloga Fátima Marinho, llama la atención la precariedad de los datos oficiales y la cantidad significativa de muertes relacionadas con úlceras perforadas, algo inusual en el contexto brasileño por ser poco frecuente y tratable.