La cobertura de masacres de los medios brasileños se quedó en Columbine

El mayor aprendizaje por el que pasó el periodismo americano y que sigue faltando en Brasil es la identificación de los protagonistas de las tragedias: las víctimas

São Paulo

​ En Estados Unidos, de donde Brasil importó las masacres en escuelas, primero en Realengo, ahora en Suzano, la cobertura periodística pasa por autocrítica y revisión intermitentes desde Columbine en 1999.

El autor del libro considerado de referencia sobre aquel episodio, Dave Cullen, acaba de lanzar otro, sobre Parkland en 2018. El escritor ve avances en estas dos décadas, dos en especial: la cobertura de Parkland sólo dedicó la atención mínimamente necesaria a los tiradores y evitó abrazar una explicación simplista para el episodio.

En Columbine, escribió, diarios y canales de televisión  "tropezó con la narrativa de dos parias solitarios, víctimas de bullying, venganza, una historia potente, pero completamente ficcional, con elementos que se probarían falsos".

Por lo que se observó en poco más de un día, la cobertura de Suzano aún está en Columbine. Los programas policíacos sólo adaptaron a la nueva atracción su tradición de tres décadas sobre la explotación de suicidios -que comenzó con el programa "Aquí ahora" en 1993.

Marilena Ferreira, pedagoga víctima de la tragedia - Facebook

En este último, el animador José Luiz Datena, en cuyo currículo ya figuraba la retransmisión  de la muerte de un niño que "se dio un tiro en la cabeza", volvió a la carga con sus análisis detallados e interminables sobre el ataque de Suzano.

A ejemplo de lo que ocurrió con la cobertura de suicidios, antes vetada o limitada para evitar la incitación, en el llamado "efecto Werther", también la reproducción de videos de las masacres en escuelas se ha vuelto más permisiva en los últimos 25 años, con la web y después la propagación a través de redes sociales.

Al telediario,  solo le quedó imponer límites editoriales, como parámetro para el ambiente digital, límites que gran parte de la televisión brasileña simplemente no tiene.

Pero tal vez el mayor aprendizaje por el que pasó el periodismo americano y que sigue faltando en Brasil sea el referente a la identificación de quienes son los protagonistas, en las tragedias. No son los asesinos, sino sus víctimas.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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