Solidarios venceremos

La epidemia termina, pero la solidaridad se queda y puede transformar Brasil

Esta generación de brasileños comienza a atravesar un período de miedo y privación para el que no fue preparada por experiencia o capacitación. Millones de familias serán confinadas progresivamente en sus hogares en las próximas semanas. La libertad de ir y venir, salir a trabajar o estudiar, encontrarse con amigos y viajar estará severamente restringida.

Una gran parte de los conciudadanos hará un doble sacrificio. Sus pocos ingresos dependen de la circulación de personas y bienes, y colapsará. Las reservas, si existen, se agotarán rápidamente, y los programas tradicionales de ayuda gubernamental están se verán desbordados por tales circunstancias.

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Campaña contra el coronavirus - Reprodução

Otro contingente de compatriotas, también desprotegidos, está expuesto a un alto riesgo con la llegada de la nueva epidemia de coronavirus. Los ancianos y las personas con otras patologías están sujetos a un sufrimiento prolongado en emergencias y al mayor riesgo de muerte en el caso de que se infecten.

Es para proteger a los más vulnerables, ya sea de la violencia del patógeno o del empobrecimiento, que toda la sociedad debería movilizarse ahora.

Cambiar los hábitos, delegar poderes de forma limitada y temporalmente a las autoridades, donarse en jornadas extenuantes y arriesgadas como lo han hecho los profesionales de la salud y reducir la actividad productiva será plenamente recompensado si, al final de este tortuoso camino, muchos brasileños han esquivado la muerte y la miseria.

Mirar al otro que sufre y acercarse es un ejercicio que hará bien a la comunidad. En un país donde las iniquidades abismales siempre han convivido con la indiferencia, cuando no es cómplice, de las élites y gobernantes, tal shock puede tener consecuencias duraderas.

Que se incrementen los recursos y esfuerzos colectivos para la emancipación de decenas de millones hoy condenados a la ignorancia y los bajos ingresos. Que se produzca un aumento de la intolerancia a privilegios otorgados a unos pocos por el Estado.

Que se exija a los políticos eficiencia, respeto por el conocimiento científico y responsabilidad por el bienestar de esta y futuras generaciones de brasileños.

La epidemia acaba, pero la solidaridad se queda y puede transformar Brasil.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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