Bolsonaro aspira a ser un Viktor Orbán, pero la táctica se parece más a la de Jânio Quadros

Presidente insiste en decretos condenados a ser desafiados por la Justicia y el Parlamento

São Paulo

En su "transmisión en directo" transformada en entrevista concedida a la radio Jovem Pan, el presidente Jair Bolsonaro volvió a coquetear con la imposición para lidiar con la crisis del coronavirus, en contra de todos los consejos de apaciguamiento que ha estado recibiendo por parte de su entorno.

Dijo que tiene un "decreto listo" para autorizar la apertura de comercios con restricciones y dijo que hay "personas poderosas" que quieren verlo fuera de la Presidencia. “Un presidente puede hacer mucho, pero no puede hacerlo todo. Solo puedo tomar ciertas decisiones con gente a mi lado ”, dijo, pidiéndole a la población que lo apoye.

La frase generó malas repercusiones entre los miembros del Poder Judicial y el Parlamento, que aún digiriere la telenovela sobre la necesidad de un cambio constitucional para pagar la ayuda de R$ 600 a los más desfavorecidos por el impacto económico de la crisis sanitaria.

El presidente Jair Bolsonaro concede una entrevista a la Radio Jovem Pan. Credito Joven Pan News no Youtube - Joven Pan News no Youtube

Bolsonaro está apostando a que podría ser un Viktor Orbán tropical, pero carece de las herramientas para hacerlo. El primer ministro húngaro, aliado ideológico del brasileño, primero conquistó el poder político en el Legislativo y después asaltó a la Justicia, desmembrando sus competencias.

Fue un trabajo que comenzó en 2010, cuando llegó al cargo. Y ha sido ahora, con la crisis, que ha logrado aprobar un paquete de plenos poderes para gobernar por decreto, y está en la mira de Europa dispuesta a hacerlo retroceder. Bolsonaro no tiene ese marco.

Esa apelación al "pueblo" recuerda otro episodio, en 1961, cuando el presidente Jânio Quadros hizo un intento confuso de auto golpe de estado que, sin apoyo, resultó en una renuncia. Restan las "fuerzas terribles", nunca nombradas, que ahora resuenan en "gente poderosa" en Brasilia.

El arco narrativo del bolsonarismo siempre ha vaticinado esta disputa. Fue elegido, después de todo, prometiendo "romper el sistema". Admite, sin embargo, que no tendrá una vida fácil en el intento, la considerando la actuación del Supremo y del Parlamento frenando sus intentos de los últimos días.

Para algunos observadores, esta admisión puede ser una solución en sí misma si se lleva a las últimas consecuencias. Quizás no sea lo que Bolsonaro y sus partidarios más feroces desean naturalmente.

Además, sigue la sesión de humillación pública del ministro Luiz Henrique Mandetta (Sanidad), pero en este punto no es exactamente una novedad, dado que el presidente no parece tener esa opción de despedirlo en plena emergencia.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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