Los negros y la pandemia

El país tendrá el desafío de garantizar una participación equitativa entre los brasileños

José Vicente

Este miércoles (13), cuando se cumplen 32 años de la Abolición de la Esclavitud en Brasil, de una manera sorprendente y angustiosa podemos conocer la capacidad de destrucción causada por la pandemia del nuevo coronavirus.

Además de manifestar nuestra ridícula fragilidad humana, desafía la capacidad de la sociedad para organizar, coordinar y estructurar recursos y logística que son esenciales para permitir la construcción de una estrategia y formular medidas para proteger la vida, la salud y la integridad física y material, así como planificar acciones de reanudación de cara al futuro.

Entierro en Manaos. ( Foto: Fabiano Maisonnave/Folhapress ) - Fabiano Maisonnave/Folhapress

Su brutal impacto y la irradiación de sus catastróficas consecuencias superaron los otros desafíos que ya estaban en curso, representados por la grave crisis política, económica y social, y la dificultad para promover reformas urgentes. Esta situación extremadamente delicada reflejó las graves dificultades del país y desafió, de la misma forma, toda la capacidad de gestión y resolución de problemas de las fuerzas sociales y políticas.

Herencia de la esclavitud prolongada, parece que los negros son los que más mueren en esta pandemia, ya que son la clase más empobrecida. Ocupan barrios marginales que a menudo carecen de agua potable, están expuestos a la movilidad urbana que se aglomera (trenes, autobuses, trenes subterráneos) y, además de eso, tienen una gran comorbilidad, ya que no reciben atención médica de calidad. Los negros serán nuevamente castigados. Impedidos de ejercer su trabajo informal e ignorados debido a todas las necesidades sociales y burocráticas, sufrirán sin piedad para adquirir las ayudas del Gobierno, regresar al mercado laboral y mantener a duras penas su plaza en la universidad.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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