El error de The New York Times

El periódico perjudica la libertad de expresión frente a las protestas contra el artículo

Lo que piensa Folha

Con una simple prueba se puede ver si alguien se toma en serio la libertad de expresión. La persona será aprobada si, frente a un artículo que defiende enfáticamente las ideas que más desprecia, no se opone a su publicación. Muchos, incluidos los periodistas, fracasan en esta tarea.

Este fue el caso de los lectores y algunos de los profesionales de The New York Times, a quienes les molestó la publicación de un artículo de opinión firmado por el senador republicano Tom Cotton, el 5 de junio, en el que el parlamentario de Arkansas abogó por una respuesta militar contra las manifestaciones antirracistas que se han celebrado en varias ciudades de Estados Unidos.

Las protestas del equipo surtieron efecto. El editor de la sección, James Bennet, renunció y el periódico publicó una nota de retractación en la que apunta fallos técnicos en el artículo, critica su tono excesivamente duro y considera que la publicación es engañosa. Según el documento, se cometieron fallos en el proceso de edición. El medio no retiró el texto de sus archivos.

Las ideas defendidas por el senador Cotton son horribles: confrontan los valores básicos de una sociedad democrática y pacífica. Aún así, son solo ideas.

La deplorable propuesta de enviar militares de las fuerzas regulares como medida enérgica contra los manifestantes ya había aparecido en las páginas del New York Times, cuando fue presentada por el presidente Donald Trump.

Al desarrollar el tema en varios párrafos sin presentar ningún buen argumento para la intervención, Cotton termina revelando cuán problemática era la tesis original. Por lo tanto, la publicación encaja perfectamente en los cánones del libre debate y, dados los defectos del texto, además ofrece munición a los adversarios.

Momentos de emociones exaltadas de este tipo a menudo desembocan en actos sombríos -en los últimos días se destaca también la decisión de la plataforma HBO Max de eliminar de su catálogo la película "Lo que el viento se llevó", frente a la ola de manifestaciones contra el racismo.

Es triste que los periodistas, sobre todo ellos, no entiendan el valor de publicar ideas que están en las antípodas de las suyas.

Quizás se trate de un factor generacional. La mayoría de los profesionales que trabajan hoy en día recibieron su formación en un momento en que la libertad de expresión nunca estuvo amenazada.

Por tanto, no existe en la memoria colectiva la dificultad de garantizar que todos tengamos el derecho de decir lo que pensamos, sea cual sea el contenido de tales pensamientos.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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