La era de la inocencia terminó

La lucha contra el racismo debe ser algo más que publicaciones en redes para aliviar la conciencia

"Rechazamos esta blanquitud, que no se responsabiliza, que no asume su culpa, fundada en la falsa idea de ausencia de color y raza, que goza de privilegios como si fueran derechos. Se enorgullece de ser y tener lo que se nos expropió. Que reposa sobre un lugar cómodo desde el que puede ser generosa... Nuestro orgullo es haber sobrevivido, a pesar de lo que se nos ha impuesto. Nuestro orgullo es poseer lo que nunca se nos ha dado. Es continuar. Nuestras herramientas para llegar hasta aquí tienen que ser contadas cada vez más, ya que pueden traducir la clave a otro futuro".

Comienzo esta columna con este extracto del texto "La era de la inocencia terminó, ya era hora", escrito en 2001 por Jurema Werneck, una referencia para todos nosotros durante muchos años. La blanquitud brasileña es tan racista que, frente a las protestas de Estados Unidos por la muerte de George Floyd, se permite abrir el debate racial. Descubrieron el racismo, bromea Silvio Almeida.

"Le llevó siglos al Estado brasileño reconocer la presencia del racismo como un factor estructurante de las relaciones sociales en el país. Y esto solo ocurre ahora, a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, como resultado de un trabajo largo y arduo. Denunciábamos el racismo, mientras mostrábamos la maldad con la que se definían privilegios y exclusiones, vidas y muertes; mientras éramos nuestro propio testimonio, el resto de la sociedad permaneció en silencio", dice Werneck en el poderoso texto.

Claro que es importante que la blanquitud brasileña se movilice contra el sistema que lo beneficia. Ahora bien, movilizarse significa reconocer el silencio con el que se trataron las producciones negras, la sofocación de personalidades, opiniones. Si realmente vamos a luchar contra el racismo, un sistema basado en el mantenimiento del privilegio racial blanco, vamos a discutir por qué enciendo la televisión y no tengo un programa, un canal predominantemente negro. ¿Es demasiado pedir en un país cuyo 54% de la población es negra? Creo que no.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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