Las quejas y denuncias de abusos de poder provenientes de los detenidos y acusados de los ataques del 8 de enero en Brasilia, así como de sus familiares y abogados, y parlamentarios, forman parte del juego democrático, pero algunas suenan incoherentes con lo que siempre predicaron sus críticos.
Así lo afirma Alexandre de Moraes, magistrado de la Suprema Corte (STF) y actual presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE).
En una entrevista concedida a Folha, Moraes defiende su papel como ponente de los casos penales del 8/1 y dice que su trabajo ha sido respaldado por el pleno de la Suprema Corte.
"Este es el motivo de mayor satisfacción, mostrando que mi conducta ha estado dentro de los parámetros constitucionales".
Sobre las críticas, contraataca. "No es porque sea de clase media que no va a ser procesado, condenado o encarcelado. Estas personas que hoy critican el sistema penitenciario nunca se preocuparon por los 700 mil presos brasileños", aseguró.
"Mientras no había gente vinculada a estas personas, repetían consignas, diría fascistas, con respecto a aquellos que cometían delitos. Nunca defendieron lo que sí garantiza la Suprema Corte, debido proceso legal, derecho a un abogado, ser juzgado por 11 magistrados", agregó Moraes.