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Que los próximos 2 siglos de Brasil sean prósperos, inclusivos y democráticos

Brasil no se destaca por la velocidad con la que supera sus desafíos históricos, pero tiene potencialidades, algunas de las cuales ya han florecido, para cambiar esa trayectoria. Recién cuando su camino como nación autónoma iba lejos, más de 160 años después de romper los lazos coloniales, el país se reconcilió con el único régimen capaz de hacer realidad las ambiciones de paz, inclusión y prosperidad de su numerosa y diversa población. Hoy, en el bicentenario de la Independencia, la democracia brasileña ha prosperado más que nunca. Amenazado por una recaída en el cáncer autoritario, una llaga que dormía sin ser eliminada, sin embargo, no da la menor señal de que esta vez vaya a sucumbir. Un incidente europeo, la invasión napoleónica de la Península Ibérica, fue probablemente decisivo para la peculiar historia brasileña en el contexto de las Américas.

no convés de um navio, dom pedro aponta para jorge avilez, enquanto demais soldados observam a cena
Dom Pedro I. Cuadro de Oscar Pereira da Silva (1922) - Museu Paulista da USP

También nació en 1822, con la nación, el conflicto primordial y persistente en la sociedad brasileña entre las fuerzas del aperturismo y las de la depredación oligárquica, con amplia ventaja para las últimas.

La República dio poco cauce al surgimiento de nuevos actores en una población que se expandía como consecuencia de la inmigración y el descenso de la mortalidad. La política continuó restringiendo la amplia participación popular durante el primer siglo del régimen. Disturbios violentos auspiciados por las Fuerzas Armadas comenzaron a componer el paisaje del siglo XX hasta el final de la dictadura en 1985.

Bajo el Estado democrático de derecho, el país finalmente lidió con los fantasmas del autoritarismo, construyendo un arsenal institucional que hace muy difícil la recaída. También comenzó a deshacerse gradualmente de la grasa estatista e intervencionista que obstruye las arterias de la productividad y desconecta a Brasil del mundo. Legislación y burocracias dotadas para frenar prácticas ambientales predatorias y fomentar prácticas sustentables en los más diversos sectores —agricultura, minería, infraestructura, expansión urbana— también son características del régimen inaugurado por la Constitución de 1988.

Por lo tanto, desde hace menos de 40 años, la democracia ha permitido un asalto multifrontal contra las barreras seculares que impiden que decenas de millones de brasileños alcancen la felicidad y el bienestar material. Los opositores a la sociedad abierta, próspera y solidaria aún están a la vista, algunos en el Gobierno, pero han perdido primacía histórica. Que vengan otros 200 años de Independencia, pero que sean otros, democráticos, prósperos e incluyentes en su totalidad.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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